lunes, 19 de enero de 2009
El Divino Sol de Atlacomulco
A plena luz de sol sucede el día,el día sol, el silencioso selloextendido en los campos del camino.Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,con tanta claridad destinadaque llegaré a morirme de fulgor.Y no divido el mundo en dos mitades,en dos esferas negras o amarillassino que lo mantengo a plena luzcomo una sola uva de topacio.Hace tiempo, allá lejos,puse los pies en un país tan claroque hasta la noche era fosforescente:sigo oyendo el rumor de aquella luz,ámbar redondo es todo el cielo:el azúcar azul sube del mar.Otra vez, ya se sabe, y para siempresumo y agrego luz al patriotismo:mis deberes son duramente diurnos:debo entregar y abrir nuevas ventanas,establecer la claridad invictay aunque no me comprendan, continuarmi propaganda de cristalería.No sé por qué le toca a un enlutadode origen, a un producto del invierno,a un provinciano con olor a lluviaesta reverberante profesión.A veces pienso imitar la humildady pedir que perdonen mi alegríapero no tengo tiempo: es necesariollegar temprano y correr a otra partesin más motivo que la luz de hoy,mi propia luz o la luz de la noche:y cuando ya extendí la claridaden ese punto o en otro cualquierame dicen que está oscuro en el Perú,que no salió la luz en Patagonia.Y sin poder dormir debo partir:para qué aprendería a transparente!Hoy, este abierto mediodía vuelacon todas las abejas de la luz:es una sola copa la distancia,al territorio claro de mi vida.Y brilla el sol hacia Valparaíso.
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